El silencio sólo fue interrumpido por las notas de la Banda de Música de la Villa Ducal y la selección de bellas marchas procesionales. Pese a la amenaza de lluvia, la procesión pudo completar su recorrido habitual, salvo por leves cambios impuestos por alguna obra en las calles por las que transita.
Pastrana. 30 de marzo de 2024. Pastrana siempre cuida con detalle sus tradiciones. Uno de los momentos del año de especial intensidad, brillantez y solemnidad es el día de Viernes Santo, en el que los fieles, y las hermandades, salen a la calle ataviados con sus trajes distintivos, en el Vía Crucis y posterior procesión del Santo Entierro o del Silencio.
La célebre procesión de la subida al Monte Calvario que domina, con su ermita y sus cipreses, la Villa Ducal, hubo de ser suspendida por la lluvia en la madrugada del viernes. En ella, los anderos portan a hombros la imagen del Jesús de Nazareno, una talla del siglo XVI que se guarda en el Convento de San José, de monjas de clausura. Es, sin lugar a dudas, la que los pastraneros veneran con más fervor. No en vano, la salvaron de la quema durante la Guerra Civil, protegiéndola con sus propias vidas, y escondiéndola en el Ayuntamiento. Lo llevan a hombros, en organizada tradición que data de cientos de años, siempre el mismo grupo de familias.
En la misma tarde de Viernes Santo, a partir de las 20:00 horas, e igualmente con amenaza de lluvia y frío, tenían lugar los oficios de la muerte de Jesús en la Colegiata y, a continuación, la procesión del ‘Santo Entierro’, o del ‘Silencio’, que acompañaron el alcalde de Pastrana, Carlos Largo, y los concejales Daniel Cano y Sergio de la Fuente, como andero, Manuel Alegre y Juan Nadador.
Los hermanos cofrades de la ‘Hermandad del Santo Entierro y de Nuestra Señora de la Soledad’ portaron a hombros las imágenes del Sepulcro y de la Virgen de la Soledad. Esta Hermandad se fundó en Pastrana a finales de los años 40 del siglo pasado. Desde hace más de veinte, el Santo Sepulcro lo llevan a hombros un grupo de ocho pastraneros, que se van alternando y que salen de la Iglesia Colegiata descalzos. El Cristo Yacente se encuentra todo el año en el convento de las Monjas de San José.
A la Virgen de la Soledad la llevan otros tantos cofrades, y descansa todo el año en la Colegiata de Pastrana. Todos los cofrades de la ‘Hermandad del Santo Entierro y de Nuestra Señora de la Soledad’ visten túnica morada, con botonadura y caperuza blancas. A la altura de la boca, este capirote lleva la cruz y el escudo de la Hermandad, que es una corona de espinas. Detrás del Sepulcro procesionan las manolas, de luto riguroso y con mantilla. La Virgen de la Soledad es una talla reciente, de las llamadas de candelero, posterior a la Guerra Civil. La antigua, probablemente fue una de las que se quemó en 1936, en la Plaza de la Hora.
La procesión la precedía la Asociación Banda de Música de Pastrana, que tocó su mejor selección de marchas, dirigida, un año más, por Pascual Suñer. El director estrenó, el pasado sábado en Pastrana, una marcha que le ha dedicado, precisamente, a la imagen del Nazareno.
La imagen del Nazareno se encuentra en Pastrana desde mediados del siglo XVI. “Siempre que la veo, me conmueve. Es algo que no puedo describir con palabras. Su manto de terciopelo morado realza su porte. Me parece una imagen sencilla, pero de una gran carga emocional. Por eso pensé que sería una buena idea dedicar una marcha a la imagen”, señala Suñer.
Los músicos pastraneros, con su uniforme habitual azul marino, de camisa blanca y corbata roja, interpretaron La Macarena, Mater Mea, Concha y La Saeta. El recorrido de la procesión se prolongó por la calle Mayor, Plaza de la Hora, calle Princesa de Eboli, carretera de Guadalajara, calle San Francisco, Arco de San Francisco, calle La Palma y Plaza de los 4 caños, para bajar por la calle Santa Teresa de Jesús, modificando este año su recorrido por unas obras, hasta el Convento de San José donde se quedaba el Sepulcro. La procesión volvía por la calle de la Castellana, hasta la Colegiata, con la Virgen de la Soledad.